miércoles, 17 de noviembre de 2010
Alperovich ahoga a la clase media para engordar la caja electoralista
Un brutal aumento de 25% en el impuesto Inmobiliario, incrementos en el Automotor, 50 mil medidores de agua a familias de medianos ingresos, la policía de Rentas lanzada en forma implacable y permanente sobre el pequeño comercio, aprietes laborales y fiscales a los medianos empresarios, aval a las subas de tarifas de servicios, como el caso de EDET.
Estas son algunas de las herramientas del gobernador José Alperovich para seguir exprimiendo a la clase media, con vistas a asegurarse en 2011 recursos que le permitan seguir pagando prebendas electorales a los sectores bajos, cautivos del oficialismo, y a sostener a miles de "ñoquis" en las distintas ramas de la administración, incluyendo a familiares, amigos y el 99% de la dirigencia del peronismo tucumano, arrendada con jugosos contratos de "ñoquis".
Alperovich ha destinado todos los beneficios de su gestión hacia los grupos que pueden ser aprehendidos a la hora del voto, y a fortalecer el esquema clientelístico. Para pagar esos costos, le ha puesto una soga en el cuello a los profesionales, comerciantes y pequeños emprendedores, que son los genuinos impulsores del crecimiento y el ascenso social.
Todos los programas de viviendas, de planes asistenciales, jubilaciones pensiones gratuitas y otros regalos han ido a parar a los más fáciles de manejar como botín electoral.
Otros millonarios subsidios fueron a parar a los amigos del gobernador, para crear empleo basura en call centers, supermercados, etc. asegurando pingües ganancias fáciles. Alperovich también se preocupó por facilitar los negocios a sus testaferros, con contratos digitados (como la construcción de la nueva Legislatura, que insume 200 millones de pesos sin licitación) y prebendas variadas.
En cambio, nunca el gobernador se preocupó por instalar la ya olvidada “alfombra roja” a los empresarios auténticos, interesados en invertir y desarrollar sus actividades. Tampoco hubo nunca créditos para que los sectores intermedios pudieran acceder a una casa o un pequeño negocio. Para Alperovich, un banco sólo es un instrumento para enriquecerse, prestándoles a tasas exorbitantes a estatales, jubilados y necesitados.La política del gobernador ha sido de corto plazo.
No pensó en un crecimiento genuino de la provincia, sino en ganar las elecciones con cordón cuneta, asfalto y bolsones.
Esa cortedad de miras lamentablemente le impedirá pasar a la historia como un auténtico transformador. Pese a los años de bonanza económica, la matriz productiva, económica y social de Tucumán no ha variado, e incluso en algunos aspectos ha empeorado.
Alperovich podrá obtener la re-reelección en 2011, pero debería enterarse que en Tucumán y la Argentina ningún gobernante ha terminado bien parado luego de dinamitar a la clase media, que es el motor de las aspiraciones por construir una sociedad mejor.
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