
Colgando un cartel de "día no habil", el microcentro palpitó mucho más calmado que de costumbre y sus calles se mostraron desoladas durante las primeras horas de la mañana. El feriado por el Día de la Bandera, combinado con invernales aditamentos como el frío, la niebla y la llovizna, hicieron un cóctel perfecto para que la mayoría de los tucumanos aprovechara para dedicarle más tiempo a la almohada y al colchón.
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