sábado, 24 de julio de 2010

Miguel Marengo: el éxito de un tenor “made in Tucumán”


Cuando vio a Juan Rodó cantar y actuar en la obra de Cibrián-Mahler "Las Mil y una noches", no se le cruzó por la cabeza que un día ocuparía un lugar en el escenario al lado de ese grande. "El día que me dijeron que tenía un coprotagónico con Rodó en El retrato de Dorian Grey fue increíble. Me acuerdo que me quedé sentado solo en la avenida Corrientes a la par del Obelisco mientras miraba el cartel con mi cara y la de Rodó y aún así no lo creía", recuerda Miguel Marengo, el tenor tucumano que a los 33 años hoy ya tiene un lugar en el mundo de la música.
Marengo lleva la música en el alma. Y se le nota en los ojos, en la mirada, en la sonrisa y hasta en el modo de mover las manos.
"Mi primer recuerdo vinculado a la música está en mi casa de la calle Los Ceibos, en Yerba Buena. Tenía 7 años y cantaba ’Esta noche quiero Brandy’ de Dyango. Más que entonado, era gracioso y en cada fiesta familiar mis parientes me daban cualquier cosa como micrófono y les hacía el show."
A sus 8 años tuvo su primera guitarra y ya se destacaba en las clases de música por su buen oído. "Me vinculé a la música de un modo especial. Ninguno de mis parientes es músico; fue algo que sólo nació en mí. De chico escuchaba folklore porque en eso sí lo imitaba a mi papá. Y así pasé por Los Biguases, mi primer grupo", confiesa al tiempo que asegura que en su casa lo apoyaban pero siempre aclarándole que lo tomara como hobby y no como forma de vida.
Pero como el peso que genera la palabra de los padres en un adolescente suele ser más fuerte que sus decisiones, comenzó a estudiar Abogacía. La dejó. Luego Marketing. Y también la dejó. Mientras, tomaba clases de canto con Laura Varela, una soprano uruguaya radicada en la provincia. "Empecé a trabajar en la hostería del Sol y a veces cantaba. Fue allí en donde me hizo un ’click’ y me empecé a preguntar qué iba a hacer de mi vida. No sabía si comprar una camioneta y hacer fletes, ser taxista o dedicarme a hacer realmente lo que me gustaba. Y me decidí."
Fue en 2004, a sus 24, cuando viajó con una novia a Buenos Aires, y fue a ver "Las mil y una noches", clásico de Cibrián-Mahler. "Quedé como loco… lloraba y pensaba ¡cómo me gustaría ser uno de los 50 que está en el elenco, al menos haciendo de árbol! La ley de la atracción funcionó", dispara Miguel.
Volvió a Tucumán, le informó a su mamá que se iba a Buenos Aires y se jugó. "Me inscribí para tomar clases en la academia de comedia musical y esperaba el día que me escuchara alguien… hasta que Pepe Cibrián me escuchó y me dijo ’tucumano, sos increíble, Angel Mahler te tiene que oir’. Y así, como en un sueño, en enero de 2005 debuté nada menos que en el Opera y siendo el coprotagonista de Juan Rodó. Durante 6 meses estuvimos de gira por todo el país", asegura.
Después llegó otro éxito: Drácula en gira. Y una vez más, Marengo decidió jugarse. "Era el momento de abrirme. Ganaba poco y decidí volver a Tucumán. Abrí el bar ’Marengo’, un gran éxito, y mi idea era juntar plata para irme a Europa. En esa vorágine llegó mi hijo Stefano…". Decidió entonces irse a Milán y volver cada tres meses. Pero no soportó estar lejos de su hijo. "Estudié en el conservatorio de Milán dos años y cada vez que venía lo veía diferente a mi hijo. Decidí volver, fue una gran decisión pero sé que fue la correcta. Me siento bien acá. Todo lo que hago funciona en Tucumán", asevera el tenor que hoy apuesta con todo a su nuevo proyecto: Quattro, un grupo que ya demostró ser un éxito en varias funciones en el teatro y en el que se luce juntos las voces de Sole Quesada, Fernando de la Orden y Cecilia Paliza.
"Queremos empezar a ser populares; basta de teatros. Queremos llenar Floresta. Siento que será un éxito porque es popular, está de moda esto del pop y la lírica. Es nuestro momento", sostiene optimista. Cuando Marengo debe responder qué satisfacciones le brindó la música, no duda ni un instante. "Son muchas pero lo más hermoso es la gente, lo que recibo de ella. Ahí es donde me siento mimado y cierra el círculo del sacrificio y el amor que uno le pone a lo que hace", asevera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario