La trama narra la historia de dos madres y los distintos vínculos que se forman entre ellas. "Tucumán tiene un nivel actoral bárbaro", enfatizó la directora
Mojala sin miedo!", grita Alejandra Marino, la directora de "El sexo de las madres", largometraje de suspenso que se está filmando en Tucumán, el cuarto en cinco años. Mientras tanto, Mariana Rotundo, vestuarista de la producción, toma la manguera y moja a dos de los protagonistas, Roxana Blanco y Tahiel Arévalo, que interpretan a Laura y a Juan. Un minuto después todas las voces que daban indicaciones se convierten en risas espontáneas que se detienen cuando la directora grita "¡acción!" Este tipo de escenas se repite a lo largo de la jornada de grabación en Villa Nougués, escenario de la misteriosa historia.
La casa de Pío Fagalde, construida en 1902, hecha toda de piedras, y más cerca de ser un patrimonio histórico que un set de filmación, fue el lugar elegido por Marino para trasmitir la calma y el suspenso que necesitan la película. También es el lugar donde un numeroso equipo que incluye sonidistas, camarógrafos, asistentes, productores y actores corren de un lado para otro tratando de que todo quede en su lugar en el momento correcto. Así, a los gritos de acción y corte, la realidad del imponente paisaje cambia del caos a la paz, como si los árboles y las piedras también quisieran contribuir al éxito una de las producciones cinematográficas más importantes que se rodaron en Tucumán.
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