domingo, 23 de mayo de 2010

Una provincia que supo marcar rumbos


"Tucumán cuenta con un pasado muy rico, que nos debe inspirar para recuperar el protagonismo que supimos tener en los momentos de la organización nacional", reflexiona el historiador Carlos Páez de la Torre (h).
"Desde la colonia, Tucumán jugó un papel protagónico. Al estudiar la historia quedamos perplejos viendo lo que significó nuestra provincia para el país. En el siglo XIX, y en medio del ruido de las armas, a 1.200 kilómetros del puerto, los tucumanos inauguraron -con el trapiche, la primera máquina que conoció el país- la industria del azúcar, que definió la prosperidad provincial en los años futuros."
"Ese proceso se afianzó desde 1876, cuando la llegada del ferrocarril nos conectó con el puerto de Buenos Aires y empezaron a llegar maquinarias más modernas para la industria, y a la vez la sangre e ideas nuevas."
"La industria trajo inmigrantes, franceses sobre todo, que enriquecieron la mentalidad del tucumano. Ese pueblo, al que un viajero europeo en 1825 halló dotado de un bello espíritu varonil y una elevada noción del honor, empezó a crecer libre de mitos que retardaron la evolución de otras provincias. Eramos un pueblo abierto a las nuevas ideas, dispuesto a la sociabilidad con el extranjero, ávido de cultura sin dogmatismos, y sabedor de que existía otro mundo más allá del campanario de la aldea. La nueva mentalidad arrasó con lo viejo, como la edificación colonial, sin respetar ni al venerable Cabildo."
"Tucumán fue prodigiosa en hombres que trabajaron por la provincia y el país. En los tiempos actuales, caracterizados por la hipocresía y el doble discurso, hablar de patriotismo puede sonar vacío. Pero sería bueno recordar a los que se comprometieron a sostener la patria con su vida, haberes y fama."
Por su parte, la historiadora Elena Perilli de Colombres Garmendia marca como paradigma de la mejor época de Tucumán a la Generación del Centenario, un siglo atrás, por la visión estratégica para proyectar a la provincia al primer plano nacional.
Explicó que "la Generación del Centenario fue única no sólo para Tucumán y la región, sino también a nivel nacional, porque en ella se conjugaron tres factores significativos: tenían poder económico, poder político, y eran hombres cultos. Estos hombres consideraban a Tucumán como una provincia adelantada: mientras en el centro del país se producía únicamente materias primas, la industria azucarera era la primera de la Argentina que aportaba valor agregado. Pero a la vez, alertaban sobre los peligros del monocultivo."
"Crearon instituciones fundamentales, como la Universidad Nacional de Tucumán, la Caja Popular de Ahorros, la Estación Experimental Obispo Colombres, el Museo de Bellas Artes, la Fundación Miguel Lillo, entre otras, que posicionaron a la provincia en la región y en el país, y que siguen siendo hoy pilares fundamentales para el desarrollo y progreso de nuestra provincia"

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