viernes, 4 de septiembre de 2009

Un paseo en unimog para descubrir aromas, paisajes


La excursión, que dura unas tres horas, comienza en el centro tafinisto, en la avenida Presidente Perón. Por una escalera metálica, adherida al unimog, los pasajeros suben a la parte más alta del vehículo con capacidad para un grupo de 17 pasajeros. Cuando se pone en marcha, el unimog tiene un andar lento, como en el arranque del paseo en la montaña rusa, pero todos saben que una vez que empiece a pisar el camino enripiado habrá movimientos, aceleraciones, subidas y bajadas, todo en medio de las risas de algunos, las carcajadas de otros y los gritos de algunas mujeres, porque el camión parece quebrarse no en cuatro, sino en ocho partes para seguir el trayecto en perfecto equilibrio por las siluetas de la montaña.
En el paseo no hay música, pero arriba todo es una fiesta. El unimog serpentea por el río, mientras los pasajeros se divierten con los cambios de posición del vehículo que sortea una roca gigante, pero con tanta suavidad como si estuviese encima de una pelota de tenis.Al costado del río Tafí, aparece una montaña rosada, cerca de Las Pircas. La segunda parada es una mina de cuarzo, un mineral de una dureza tal que puede rayar el acero y tiene una luminosidad que parece competir con el sol. Ahora, en ese yacimiento está prohibida la extracción del mineral por tratarse de una reserva protegida. Doña Hortensia, una mujer que vive en la falda de la montaña supervisa con ojos de puma que no aparezcan los intrusos.Antes de llegar al cementerio está "Ojo de Agua", un pequeño poblado llamado así porque las vertientes de agua brotan por todos lados formando lagunas que, desde las alturas, parece la mirada cristalina de la naturaleza.La última parada es en la gran ecológica "Campo del Molino", donde se respira el aire campestre mezclado entre el perfume de las flores y la fragancia de los dulces artesanales que maduran a fuego lento.En el amplio patio de césped, cerca del molino de viento, Roberto Zonca prepara un abono orgánico en base a la lombricultura. Esa producción se utiliza comúnmente en la elaboraciónd de alimento balanceado. Al bajar del unimog, los turistas reciben bocaditos con varios dulces que son un manjar. La degustación incluye mermeladas de arándano y de frambuesa y de zanhoria con limón. Al final, un cafecito al aire libre suena reconfortante antes de la siesta para luego emprender el viaje de regreso a la villa.
$ 60 cuesta -por persona, incluido menores- la travesía de tres horas en unimog por el río Tafí y el cerro El Pelao. El mínimo es seis personas y, a medida, que el grupo se agranda puede haber descuentos de hasta el 10%.

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