Preguntamos a varias tucumanas cómo les gustaría ser mimadas.
"Una flor para otra flor". Trillada, pero todavía dulce, la frase del vendedor de pimpollos ensanchaba las sonrisas de las damas que a él se acercaban de la mano de sus enamorados. Entre unas y otros, el microcentro se convirtió este mediodía en un movedizo ramo de flores, que impuso la vigencia del Día Internacional de la Mujer.
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