viernes, 26 de junio de 2009

JUAN BAUTISTA ALBERDI


Juan Bautista Alberdi, el inspirador de la Constitución Nacional y uno de los más grandes pensadores argentinos, nació en Tucumán el 29 de Agosto de 1810. Su madre, Doña Josefa Rosa de Aráoz, murió en el parto y el niño quedó al cuidado de su padre, Don Salvador Alberdi.
En 1816, mientras comenzaba a sesionar el Congreso de Tucumán, Juan Bautista ingresaba a la escuela primaria que había fundado Manuel Belgrano. A los once años pierde a su padre y sus hermanos Felipe y Tránsita se hacen cargo de él y gestionan una beca para que pueda continuar sus estudios en Buenos Aires.
En 1824, con 14 años llega a Buenos Aires e ingresa en el Colegio de Ciencias Morales. Tiene como compañeros a Vicente Fidel López, Antonio Wilde y Miguel Cané -el padre del autor de Juvenilia- con quien comenzará una profunda amistad. Juan Bautista no soporta el régimen disciplinario del Colegio, que incluye encierros y castigos corporales y le pide a su hermano Felipe que lo saque de allí. Deja momentáneamente los estudios formales pero no la lectura de pensadores europeos. Mientras trabaja como empleado en una tienda, lee apasionadamente a Rousseau y estudia música, compone y da conciertos de guitarra, flauta y piano para sus amigos. En 1831, retoma sus estudios ingresa a la Universidad de Buenos Aires a la carrera de Leyes pero no abandona sus gustos musicales y, en 1832, escribe el que será su primer libro: El espíritu de la música. Buscando escapar un poco de la pesada atmósfera que empezaba que imprimía al ambiente intelectual de Buenos Aires el régimen rosista, decide continuar sus estudios en Córdoba donde se gradúa de Bachiller en Leyes.
En 1834 regresa a su provincia y escribe "Memoria descriptiva de Tucumán". Su hermano Felipe se había convertido en un colaborador cercano del gobernador tucumano Alejandro Heredia y le solicita una carta de recomendación para que Juan Bautista pueda presentarla a alguna personalidad influyente de Buenos Aires. A poco de llegar a Buenos Aires, Alberdi se dirige a la dirección indicada y allí lo espera el amigo de Heredia a quien le entrega la carta. Juan Facundo Quiroga lee el escrito, y le dice al joven tucumano que más que estudiar en Buenos Aires le convendría hacerlo en los Estados Unidos y que él está dispuesto a pagar todos los gastos. Alberdi se entusiasma con la idea pero desistirá cuando estaba a punto de zarpar. Pocos día después, en febrero de 1835, Facundo Quiroga moría asesinado en Barranca Yaco, Córdoba, y Rosas asumía por segunda vez la gobernación de Buenos Aires, esta vez con la suma del poder público.
Desde 1832 un grupo de jóvenes intelectuales venía reuniéndose en la librería de Marcos Sastre. Alberdi se incorporará a este grupo, compuesto entre otros, por Juan María Gutiérrez y Esteban Echeverría, que fundará el 23 de agosto de 1835 el Salón Literario, un verdaro centro cultural y de difusión de las nuevas ideas políticas, vinculadas al romanticismo europeo.
En 1837 Alberdi publica una de sus obras más importantes "Fragmento Preliminar al estudio del derecho, donde hacía un diagnóstico de la situación nacional y sus posibles soluciones. El texto fue duramente criticado por los antirrosistas exiliados en Montevideo porque, si bien atacaba duramente al despotismo no hacía ninguna referencia a Rosas.
Por entonces Alberdi alquilaba una habitación junto a Juan María Gutiérrez en la casa de Mariquita Sánchez de Thopmson. Allí, en el mismo piano en el que se interpretó por primera vez el himno, Alberdi componía sus "Minues Argentinos".
Durante ese mismo año se inicia en el periodismo con la publicación de "La Moda, gacetín semanal de música, poesía, literatura y costumbres." Aparecieron 23 números y en sus artículos, Alberdi, que firmaba bajo el seudónimo de "Figarillo" intentaba burlar a la censura del rosismo y dejaba deslizar frases como esta: "los clamores cotidianos de la tiranía no podrán contra los progresos fatales de la libertad".
En junio de 1838 junto a Esteban Echeverría y Juan María Gutiérrez funda la Asociación de la Joven Generación Argentina, siguiendo el modelo de las asociaciones románticas y revolucionarias de Europa. Este grupo de intelectuales pasará a la historia como la "Generación del 37".
La mazorca, la policía secreta de Rosas, comenzó a vigilar de cerca las actividades de la Asociación y comenzó la persecución. Alberdi optó por exiliarse en Uruguay dejando en Buenos Aires un hijo recién nacido y varios amores inconclusos.
Llegó a Montevideo en noviembre de 1838. Allí se dedicará al periodismo político colaborando en diversas publicaciones antirrositas como "El Grito Argentino" y "Muera Rosas". De ese período son también sus dos obras de Teatro: "La Revolución de Mayo" y "El Gigante Amapolas", una sátira sobre Rosas y los caudillos de la guerra civil.
En mayo de 1843 parte con Juan María Gutierrez hacia Génova pero con destino final París, la Meca de todos los románticos de la época. Llega a París en septiembre y visita al General San Martín con quien mantiene dos prolongadas entrevistas. Queda muy impresionado por la sencillez y la vitalidad del viejo general que lo abruma con preguntas sobre la patria.
A fines de 1843 decide regresar a América para radicarse como Sarmiento en Chile. A su paso por Río de Janeiro intenta infructuosamente entrevistar a Rivadavia.
Alberdi vivirá durante 17 años en Chile, la mayor parte del tiempo en Valparaíso donde trabajará como abogado y ejercerá el periodismo. En uno de sus artículos publicado en "El Comercio" de Valparaíso dirá: "Los Estados Unidos no pelean por glorias ni laureles, pelean por ventajas, buscan mercados y quieren espacio en el Sur. El principio político de los Estados Unidos es expansivo y conquistador."
Al enterarse del triunfo de Urquiza sobre Rosas en la batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, escribe en pocas semanas de trabajo afiebrado una de sus obras más importantes: "Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina", que publica en mayo de ese año en Chile y la reedita en julio acompañándola de un proyecto de Constitución. Se lo envía a Urquiza quien le agradece su aporte en estos términos: "Su bien pensado libro es, a mi juicio, un medio de cooperación importantísimo. No ha podido ser escrito en una mejor oportunidad." La obra será uno de las fuentes de nuestra Constitución Nacional sancionada el primero de mayo de 1853.
Mientras que Sarmiento había abandonado Chile para sumarse al Ejército Grande de Urquiza, Alberdi permaneció en Valparaíso, atento a los problemas argentinos. Sarmiento regresó al poco tiempo desilusionado con Urquiza y acusando a Alberdi de ser su agente en Chile. Alberdi lo califica de "caudillo de la pluma" y "producto típico de la América despoblada" y se decide a colaborar con el proyecto de la Confederación de Urquiza. El gobierno de Paraná lo nombra "Encargado de negocios de la Confederación Argentina" ante los gobiernos de Francia, Inglaterra, el Vaticano y España. Antes de partir hacia su misión diplomática escribe todavía en Chile, "Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina" y "De la integridad argentina bajo todos los gobiernos." En ambos ensayos defiende las teorías liberales de Adam Smith y David Ricardo y se opone al monopolio, al trabajo parasitario y aboga por un orden que garantice al productor el fruto de sus esfuerzos y eleve el nivel de vida en general.
El 15 de abril de 1855 partió finalmente hacia Europa. Pasó primero por los Estados Unidos donde se entrevistó con el presidente Franklin Pierce. Luego pasó a Londres, donde conoció a la reina Victoria, y finalmente a París donde se radicaría por 24 años.
En 1858 se entrevistó en España con la reina Isabel II y consiguió el reconocimiento de la Confederación.
El 17 de septiembre de 1861 Mitre derrotaba en Pavón a Urquiza y ponía fin al proyecto de la Confederación. Alberdi fue despedido por Mitre de su cargo y reemplazado por Mariano Balcarce.
La situación de Alberdi no podía ser peor. Se le adeudaban dos años de sueldos como embajador y el nuevo gobierno se negaba a pagárselos y mucho menos a pagar su viaje de regreso. Comentó entonces: "el mitrismo es el rosismo cambiado de traje."
Tuvo que quedarse en París. Sus únicos y escasos ingresos provenían del alquiler de una propiedad en Chile.
Al producirse la Guerra del Paraguay propiciada y conducida por Mitre con el apoyo del capital inglés, Alberdi, como José Hernández y Guido Spano, apoyó decididamente la causa paraguaya y acusando a Mitre de llevar adelante una "Guerra de la Triple Infamia" contra un pueblo progresista y moderno. Escribirá entonces:
"Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles , etc., los nuevos misioneros de civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el "país salvaje" de su cruzada civilizadora"
Bajo la profunda impresión que lo produjo la derrota paraguaya en el conflicto y sus secuelas en la población del país hermano, escribió en 1872 "El Crimen de la Guerra" donde dice: "De la guerra es nacido el gobierno militar que es gobierno de la fuerza sustituida a la justicia y al derecho como principio de autoridad. No pudiendo hacer que lo que es justo sea fuerte se ha hecho que lo que es fuerte sea justo."
Al concluir el mandato Mitre, en 1868, asumió Sarmiento y las cosas no mejoraron para Alberdi que debió seguir postergando su regreso. No podrá hacer lo hasta 1879 cuando una alianza entre Roca y Avellaneda lanzan la candidatura de Alberdi a diputado nacional. Llega a Buenos Aires el 16 de septiembre de ese año. A poco de llegar se le brindó una recepción de honor en la Universidad en la que fue aclamado por los estudiantes. Por esos días se entrevistó con el presidente Avellaneda y con el Ministro del Inteior: Domingo Faustino Sarmiento. Todo parece indicar que el encuentro fue cordial en un clima de reconciliación. El diario "El Nacional" comentó: "sus luchas tenaces y ardientes polémicas eran las de dos enamorados de una misma dama, nada menos que la patria."
Pero más allá de estas grandes satisfacciones, Alberdi se había ganado en estos años enemigos poderosos como el General Mitre que no le perdonaba su campaña a favor del Paraguay y sus acusaciones de falsear la historia y de compararse con San Martín y Belgrano, lanzadas en su obra "Grandes y Pequeños Hombres del Plata."
Tuvo una participación decisiva en los debates parlamentarios sobre la Ley de Federalización de Buenos Aires, que le dio finalmente una Capital Federal a la República.
Cuando el nuevo presidente electo en 1880, Julio A. Roca quiso que el Estado argentino publicase las obras completas de Alberdi, Mitre lanzó, desde las páginas de La Nación, una feroz campaña en contra del proyecto que terminó por ser rechazado por los senadores que también rechazaron su nombramiento como embajador en Francia. Cansado y un tanto humillado decidió alejarse definitivamente del país. Partió rumbo a Francia el 3 de agosto de 1881 confesandole a un amigo "lo que me aflige es la soledad". Murió en Nueilly-Sur-Seine, cerca de París el 19 de junio de 1884. Sus restos fueron repatriados en 1889 y descansan en el cementerio de la Recoleta.

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