En medio de las yungas, enclavado en las altas cumbres del Aconquija, la prolongación austral de los cerros calchaquíes, el Parque Nacional Los Alisos encierra riquezas naturales y culturales.
Distante a 104 kilómetros de la capital de Tucumán, en el departamento de Chicligasta, y a 10 kilómetros al oeste de la localidad de Alpachiri, esta interesante área protegida fue creada en el año 1995 para preservar la selva y el bosque montano, además del bioma altoandino. Posee cerca de 10.000 hectáreas que se extienden sobre las laderas oeste de los nevados del Aconquija. Este cordón montañoso, donde se destaca el cerro de la Bolsa, constituye la primera elevación hacia el oeste de la extensa llanura chacopampeana, con cumbres que van desde los 847 a los 5200 metros sobre el nivel del mar, limitando con la provincia de Catamarca y circundada por los ríos Las Pavas al norte y Jaya al sur.
Su vegetación es propia de las yungas, con una selva basal que se desarrolla hasta los 850 metros sobre el nivel del mar, donde se destacan la tipa, el cebil colorado y el lapacho. Entre los 850 y 1200 metros se extiende la selva montana, rica en laureles y nogales, además de horcos molle, talas de selva, tabaquillos y cochuchos. También desde los 1000 metros forma parte del denso sotobosque la caña brava.
Por encima de los 1400 metros, crecen pinos del cerro y más allá de esta altura se encuentran los bosques de alisos del cerro, nogales, saucos y el llamativo amancay, que en primavera se luce con grandes flores rojas. Abunda el helecho doradilla macho y, en algunas abras del bosque de alisos formando matas húmedas, el junco, además de arbustos de salvia blanca.
Por arriba de los 2000 metros, en manchones aislados sobre el pastizal, crecen pequeños bosques de queñoa, en medio de la pradera montana. Las siringas, cortaderas y sobre todo los chaguares, tapizan las paredes rocosas a partir de los 3000 metros, junto a yaretas, yaretillas y lupinos, a mayor altura.
Allí anidan aves en peligro de extinción como la quiula puneña, que en el amanecer se distingue por su canto, la remolinera común, el espartillero estriado, el gaucho andino, la cachirla andina, el jilguero de cola blanca y la monterita serrana, una especie endémica de las sierras del Aconquija.
También es común encontrar en el área al cóndor andino, el halcón peregrino, roedores como el pericote grande, la rata andina y una especie de oculto o tuco-tuco. Entre los mamíferos, el guanaco, el “sacha mono” o coatí, el lobito de río, el ocelote, el pecarí de collar, el zorro colorado, la corzuela, el chinchillón y el puma.
La época de lluvias coincide con el verano (Diciembre-Febrero) y las de mayores heladas durante el invierno (Junio-Agosto), por lo cual las temporadas intermedias de Otoño y Primavera son las mejores épocas para visitarlo
Distante a 104 kilómetros de la capital de Tucumán, en el departamento de Chicligasta, y a 10 kilómetros al oeste de la localidad de Alpachiri, esta interesante área protegida fue creada en el año 1995 para preservar la selva y el bosque montano, además del bioma altoandino. Posee cerca de 10.000 hectáreas que se extienden sobre las laderas oeste de los nevados del Aconquija. Este cordón montañoso, donde se destaca el cerro de la Bolsa, constituye la primera elevación hacia el oeste de la extensa llanura chacopampeana, con cumbres que van desde los 847 a los 5200 metros sobre el nivel del mar, limitando con la provincia de Catamarca y circundada por los ríos Las Pavas al norte y Jaya al sur.
Su vegetación es propia de las yungas, con una selva basal que se desarrolla hasta los 850 metros sobre el nivel del mar, donde se destacan la tipa, el cebil colorado y el lapacho. Entre los 850 y 1200 metros se extiende la selva montana, rica en laureles y nogales, además de horcos molle, talas de selva, tabaquillos y cochuchos. También desde los 1000 metros forma parte del denso sotobosque la caña brava.
Por encima de los 1400 metros, crecen pinos del cerro y más allá de esta altura se encuentran los bosques de alisos del cerro, nogales, saucos y el llamativo amancay, que en primavera se luce con grandes flores rojas. Abunda el helecho doradilla macho y, en algunas abras del bosque de alisos formando matas húmedas, el junco, además de arbustos de salvia blanca.
Por arriba de los 2000 metros, en manchones aislados sobre el pastizal, crecen pequeños bosques de queñoa, en medio de la pradera montana. Las siringas, cortaderas y sobre todo los chaguares, tapizan las paredes rocosas a partir de los 3000 metros, junto a yaretas, yaretillas y lupinos, a mayor altura.
Allí anidan aves en peligro de extinción como la quiula puneña, que en el amanecer se distingue por su canto, la remolinera común, el espartillero estriado, el gaucho andino, la cachirla andina, el jilguero de cola blanca y la monterita serrana, una especie endémica de las sierras del Aconquija.
También es común encontrar en el área al cóndor andino, el halcón peregrino, roedores como el pericote grande, la rata andina y una especie de oculto o tuco-tuco. Entre los mamíferos, el guanaco, el “sacha mono” o coatí, el lobito de río, el ocelote, el pecarí de collar, el zorro colorado, la corzuela, el chinchillón y el puma.
La época de lluvias coincide con el verano (Diciembre-Febrero) y las de mayores heladas durante el invierno (Junio-Agosto), por lo cual las temporadas intermedias de Otoño y Primavera son las mejores épocas para visitarlo
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