Decenas de visitantes recorren a diario el Museo de la Industria Azucarera, donde se exponen objetos representativos de la actividad. Turistas y tucumanos se interesan en conocer los orígenes de este sector productivo que forma parte de la identidad tucumana.
Constanza tiene 12 años. Los cañaverales no son algo extraño para ella; desde que tiene conciencia los ve a la vera de la ruta en distintas zonas de la provincia. Pero su curiosidad la llevó ayer a conocer un poco más sobre la historia de este cultivo y sobre su industrialización. Esta niña tucumana aprovechó la visita de una tía que vive en Salta para conocer el Museo de la Industria Azucarera "Casa quinta del Obispo Colombres". "Me interesa saber sobre esto, porque es parte de nuestra historia", explicó con sencillez la nena antes de ingresar a la casona ubicada en el Parque 9 de Julio.
Desde la semana pasada, decenas de personas visitan el museo. Como Constanza, a muchos les llama la atención el pasado de la actividad productiva más representativa de Tucumán.
"Deuda pendiente"
"Cuando yo era chica conocí esta casa. Y siempre tuve ganas de volver. Es muy importante que se destine un espacio cultural para esta actividad, de la que vivieron y viven muchos tucumanos", afirmó Rossana Martínez, tía de Constanza.
Los visitantes llegan a la casona en tours o por sus propios medios. "El año pasado vinimos, pero no pudimos ingresar, porque estaban refaccionando la casa. Es una deuda pendiente que teníamos", explicó Mario Duarte, un turista porteño que llegó a la provincia con su esposa, Esther Mercado.
En la casona no sólo se encuentran visitantes de otras provincias, sino también tucumanos. José Luis Pavón llevó a sus hijas, Camila y Julieta, de nueve y siete años, a conocer el museo. "Quería mostrarles lo importante que es esta industria para la provincia. Ellas siempre me preguntaban sobre la caña y, entonces, decidí traerlas", explicó. Elizabeth Martínez, empleada del museo, informó que desde el jueves de la semana pasada la afluencia de visitantes se incrementó.
Elementos de trabajo
En la planta alta están habilitadas dos salas. En la primera hay paneles que relatan la historia de la casa y se exponen objetos que fueron hallados durante las refacciones que se hicieron, como platos, botellas y herramientas.
En la otra habitación se destacan prendas litúrgicas que pertenecieron al obispo Colombres, como una casulla y una estola, un manípulo y un cubre cáliz, entre otros elementos. También se exhiben la cama del prelado, sillas, un candelabro de bronce y un lavatorio.
En la planta baja se pueden apreciar elementos que grafican la evolución de la industria azucarera, como rodillos de trapiche de madera, un yugo, refractómetros y la ropa de trabajo de los zafreros. Además, hay paneles que cuentan la historia de esta actividad productiva. En el exterior hay una réplica del primer trapiche, una paila, toneles, una bomba de vacío y un camión cachacero, entre otras piezas.
El museo permite conocer y entender la evolución de una industria que traspasó las fronteras agrarias y que se insertó en la cultura de los tucumanos.
Desde la semana pasada, decenas de personas visitan el museo. Como Constanza, a muchos les llama la atención el pasado de la actividad productiva más representativa de Tucumán.
"Deuda pendiente"
"Cuando yo era chica conocí esta casa. Y siempre tuve ganas de volver. Es muy importante que se destine un espacio cultural para esta actividad, de la que vivieron y viven muchos tucumanos", afirmó Rossana Martínez, tía de Constanza.
Los visitantes llegan a la casona en tours o por sus propios medios. "El año pasado vinimos, pero no pudimos ingresar, porque estaban refaccionando la casa. Es una deuda pendiente que teníamos", explicó Mario Duarte, un turista porteño que llegó a la provincia con su esposa, Esther Mercado.
En la casona no sólo se encuentran visitantes de otras provincias, sino también tucumanos. José Luis Pavón llevó a sus hijas, Camila y Julieta, de nueve y siete años, a conocer el museo. "Quería mostrarles lo importante que es esta industria para la provincia. Ellas siempre me preguntaban sobre la caña y, entonces, decidí traerlas", explicó. Elizabeth Martínez, empleada del museo, informó que desde el jueves de la semana pasada la afluencia de visitantes se incrementó.
Elementos de trabajo
En la planta alta están habilitadas dos salas. En la primera hay paneles que relatan la historia de la casa y se exponen objetos que fueron hallados durante las refacciones que se hicieron, como platos, botellas y herramientas.
En la otra habitación se destacan prendas litúrgicas que pertenecieron al obispo Colombres, como una casulla y una estola, un manípulo y un cubre cáliz, entre otros elementos. También se exhiben la cama del prelado, sillas, un candelabro de bronce y un lavatorio.
En la planta baja se pueden apreciar elementos que grafican la evolución de la industria azucarera, como rodillos de trapiche de madera, un yugo, refractómetros y la ropa de trabajo de los zafreros. Además, hay paneles que cuentan la historia de esta actividad productiva. En el exterior hay una réplica del primer trapiche, una paila, toneles, una bomba de vacío y un camión cachacero, entre otras piezas.
El museo permite conocer y entender la evolución de una industria que traspasó las fronteras agrarias y que se insertó en la cultura de los tucumanos.
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