jueves, 16 de julio de 2009

La Casa del Obispo se salvó en 1913


Es conocida la significación que la casa del obispo José Eusebio Colombres, en el Parque 9 de Julio (hoy Museo de la Industria Azucarera), tiene en la historia cívica, económica y social de la provincia. Pero no es igualmente conocido el hecho de que esa finca prócer se salvó de la demolición gracias a la resuelta actitud de gente que valoraba el patrimonio histórico, en épocas en que, para la generalidad, se trataba de un tema menor.En 1913, los trabajos de construcción del parque incluían la demolición de todo edificio que se hallase en sus ámbitos. Entre las casas condenadas, estaba la del Obispo Colombres. Entonces, el diputado León Rougés presentó a la Legislatura un proyecto de conservación del ruinoso local de dos plantas.Con el decidido apoyo del gobernador, doctor Ernesto Padilla, se sancionó la ley 1172, promulgada por este el 9 de octubre de 1913. La norma declaraba "monumento público" al inmueble.Padilla, gran admirador de la figura de Colombres, dispuso practicar una serie de reparaciones urgentes en el edificio. También, que se trazara un jardín al frente y se colocase un trapiche de palo (en esa época todavía existían numerosos ejemplares de época), además de un busto del patricio.Encargó esto último a su erudito amigo Clemente Onelli, quien hizo modelar y vaciar en bronce la efigie en Buenos Aires, y confeccionó la leyenda latina que lleva el pedestal.Esta dice, en traducción aproximada: "José Eusebio Colombres. Obispo electo, sacerdote resplandeciente por su virtud. Mirando por la patria, juró la libertad para su querido pueblo. Trajo opulenta riqueza a la tierra con las cañas, cuyo dulcísimo jugo él primero exprimió. La Provincia de Tucumán dedica. Año 1916". Padilla no quiso que la leyenda incluyese el nombre del gobernador, por entender -escribió- que "es una irreverencia poner el nombre del postrero que levanta el monumento, al lado del que lo merece". El busto fue descubierto, con un elocuente discurso de Padilla, en el acto del 1 de julio de 1916, que inauguró los festejos del Centenario de la Independencia.

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