sábado, 25 de julio de 2009

A muchos turistas les gustaría quedarse a vivir en El Siambón





Los que recorren el Circuito Chico se fascinan con la paz que les transmite el paisaje.
Se enamoran del paisaje antiguo y aristocrático de Villa Nougués. Quedan impactados con la magnificencia del Cristo Bendicente. Admiten que se quedarían a vivir en El Siambón y se dan un baño de historia en el Museo Arqueológico El Cadillal (MAC). Los turistas que participan de la excursión Circuito Chico se sumergen en las yungas tucumanas y descubren los secretos y las bellezas de ese sector de la provincia.
Por primera vez, las excursiones que parten del Ente Tucumán Turismo tienen las salidas garantizadas. Así sea sólo uno el pasajero, el paseo se lleva a cabo. Esto se logró gracias a la formación de un pool de empresas que, durante toda la semana, realizan viajes a Tafí del Valle, a las Ruinas de Quilmes, a Simoca, recorren la ciudad y sus alrededores y el Circuito Chico (Villa Nougués, San Javier, Raco, El Siambón y El Cadillal).
LA GACETA participó de este último paseo. La excursión salió a las 8 del Ente, en 24 de Septiembre al 400. Luego de atravesar parte de la capital y de Yerba Buena comenzó el ascenso a cerro. Laura García, una porteña de 32 años, quedó fascinada con las edificaciones de Villa Nougués. "La capilla es hermosa. No puedo creer que haya un lugar tan lindo como este. Se siente mucha paz, mucho silencio, y se encuentra mucha historia", afirmó la mujer, que visita Tucumán por primera vez. Los turistas conocieron los principales edificios de la villa, entre ellos, la casa de su fundador, Luis F. Nougués.

Toque místico
Ya en San Javier, Paola Amoroso se bajó de la combi del Ente y no pudo ocultar la sorpresa que le causó el tamaño de la escultura del Cristo Bendicente. "Es impresionante, muy grande e imponente", exclamó. Esta turista de Capital Federal se sacó más de 10 fotos en el predio donde se encuentra la estatua.
"Si pudiera, me quedaría a vivir acá", afirmó Mirta Cuellar. Se refería a El Siambón. Entre todos los sitios que la viajera, oriunda de La Boca, visitó junto a su hija, Fernanda María Fernández, el monasterio benedictino fue el que más le gustó. "Me encantó por varias razones. Primero, por la vida de los monjes en un lugar tan hermoso. Segundo, por la tranquilidad que se respira en el monasterio y en sus alrededores. Todo tiene un toque místico", relató.
Aunque la excursión no incluía una visita al MAC, todos los turistas pagaron la entrada y lo recorrieron. "Yo vine especialmente para ver este museo. Me encantó el diagrama del paseo. El guión está muy bien hecho, porque es dinámico, ideal para los turistas", opinó Benjamín Weglerski, un porteño de 21 años, estudiante de Hotelería y Turismo.
El guía Gustavo Soria dijo que el Circuito Chico es ideal para aquel turista que no sólo quiera admirar bellezas naturales o arquitectónicas, sino que también se interese por la historia y la cultura. "De cada zona que recorremos hay mucho para decir, y eso se conjuga con la belleza del paisaje y del entorno en general", afirmó.
A las 13, los turistas volvieron a subir a la combi para regresar a la ciudad luego de recorrer el dique El Cadillal. Cada uno llevaba impresa en su memoria la imagen de aquel lugar que, debido a sus particularidades, había calado en su alma.

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